"Si tu pálido rostro que acostumbra a enrojecer ligeramente bajo los efectos del vino o la alegría, arde de cuando en cuando de vergüenza al leer lo que aquí está escrito; cual bajo el resplandor de un alto heno, entonces, tanto mejor para ti. El mayor de los vicios es la ligereza; todo lo que llega hasta la conciencia es justo."

miércoles, 18 de noviembre de 2009


Es curioso ese preciso momento en que te das cuenta que no sos el único en el mundo que una vez sufrió por amor. Pensabas que nadie más que vos podía sentir esa indescriptible mezcla de dolor, melancolía, miedo, tristeza. Qué difícil era por entonces expresarlo en palabras. Vos y sólo vos eras la persona más desdichada del mundo y nadie podía entenderte. Ni juntando todas las palabras horrorosas del diccionario eras capaz de explicar lo que sentías cuando, en un acto de inercia, dominado por una ingenua amnesia temporal , te disponías a marcar su número de teléfono para quedar en tomar algo: un sorbito de complicidad por ejemplo, una ronda de risas o un poquito de pasión. Cuando te das cuenta que ese elixir de vida que era para vos su boca, ha desaparecido y que ni emborrachándote de otros labios eras capaz de encontrarlo de nuevo, decides que nunca jamás volverás a ser feliz. Eso nos ha pasado a todos ¿no? ¿Quién no ha construido alguna vez un micro mundo a su medida habitado por dos: vos y alguien que ya no está? A vos, que sufrís por amor, en este preciso instante, podría decirte muchas cosas pero sé por experiencia que ninguna te serviría. Lo que si puedo asegurarte es que una mañana de no se que mes ni que año, te despertarás y descubrirás que en tu mesita de noche reposa una vieja copa de licor prohibida que ya no te hará daño. Saldrás a la calle y comprobarás que a tu alrededor hay miles como vos, que un día se sintieron únicos y desdichados y creyeron que jamás lo superarían. Y ahora… brindan porque pueden saborear el dulce elixir de otros labios o quien sabe si de los mismos de entonces, que llenan sus copas de vida y esperanza. Hasta entonces viví este momento con toda la intensidad que quieras. Escucha canciones tristes, expulsa tu dolor en forma de párrafos, repasa tus recuerdos hasta gastarlos, resígnate a tenerla en tu pensamiento todas las mañanas, sentite un incomprendido, equivócate, machácate, habla con ella, deci lo que tengas que decir, calla lo que tengas que callar… Haz lo que quieras pero hazlo YA y no te recrees demasiado tiempo en tu dolor. El mundo entero está esperando que te recuperes, que abras tu mente y tu corazón a otras sensaciones (muy despacito, poquito a poco, sin exigirte demasiado), que descubras el poder que tenes para cambiar tu alrededor. Y ahora pregúntate una cosa ¿Hubieras preferido no vivirlo? Seguro que la respuesta es un NO rotundo. Entonces guarda muy dentro de tuyo todos los buenos momentos que has ido coleccionando estos años y compra un álbum nuevo en blanco para todo lo que (seguro) está por venir. No busques la felicidad a toda costa, busca simplemente seguir sintiéndote vivo. Créeme, quien no ha sufrido alguna vez por amor, no ha vivido del todo. Porque el desamor es necesario para enseñarnos a valorar el amor. Quién no muere de amor no sabe que es amar pero siempre, siempre, se vuelve a nacer. Espera, paciente, el momento en que tu metamorfosis de resultados. Aunque sólo sea porque aquello fue tan increíblemente perfecto que no puedes permitirle no volver a vivirlo de nuevo.

No hay comentarios: