(Y que se sienta tocado, todo aquel que DEBA sentirse tocado...)
Cada día me sorprende más la inmensa falsedad que pueden llegar a tener algunas personas. Me doy cuenta de que el mundo está lleno de hipócritas. Gente que te habla y te mira, o simplemente uno es el que los mira y no podés creer con la liviandad con la que se manejan mientras vos sabés todas las mentiras que esconden.
Que las mentiras existen, que todos en algún momento mentimos y que alguna vez nos creímos alguna mentira, no es ninguna novedad. Que nunca se sabe la verdad de alguna mentira, tampoco es algo nuevo. Pero hay mentiras y "mentiras". No hablo de mentiras piadosas (aunque muchas que se saben piadosas no lo son) ni de mentiras que uno dice a sus padres a los 16 años para salir ni de mentiras "cotidianas", si se me permite esa palabra, que no modifican ni afectan gravemente la vida de alguien.
Hablo de mentiras que lastiman, que duelen.
Hablo de mentiras que son tan, pero tan grandes que a uno le cuesta creer que son mentiras.
Mentiras que manchan, que ensucian a los demás.
¿Y qué se hace cuando uno sabe la verdad? ¿Se dice? ¿Se calla?. Hay mentiras en las que uno no sabe si es conveniente desenmascarar al mentiroso por como pueda llegar a sufrir la víctima de la mentira. Y eso es muy injusto. No es justo vivir en una mentira. No es justo que se te rían en la cara. Pero menos justo es que el mentiroso actúe con frivolidad, que se jacte de ser buena persona, que la mayoría crea en su falsa honestidad, que aproveche su mentira para ensuciar a los demás, que señale con el dedo acusador, que duerma con la conciencia tranquila. Porque realmente creo que ese tipo de personas duermen tranquilas.
Su vida es toda una hipocresía y ya no disciernen qué es verdad y qué no. Ya no recuerdan quienes saben sus verdades y quienes sus mentiras. Por eso optan por seguir su vida como si nada pasara, eligen usar una máscara y seguir viviendo creyendo que sus vidas son tal y como quieren. Creen tanto en la falsa apariencia que se inventaron, que olvidan quienes son realmente, apoyan la cabeza en la almohada y duermen creyéndose los amos del universo capaces de sostener por siempre sus mentiras. Pero también tiemblan de miedo cuando hablan con quienes saben sus verdades, esas que tan hipócritamente esconden.
Y a mi me dan asco. Me dan mucho asco sus caretas, sus apariencias.
Me da asco la gente hipócrita, la gente que se mira al espejo sin sentir culpa de la necedad que llevan dentro.
Pero no se puede tapar el sol con la mano.
Un día las caretas caen y ya no va a haber nada con que sostenerlas.
Veritas filia temporis. La verdad es hija del tiempo.
Que las mentiras existen, que todos en algún momento mentimos y que alguna vez nos creímos alguna mentira, no es ninguna novedad. Que nunca se sabe la verdad de alguna mentira, tampoco es algo nuevo. Pero hay mentiras y "mentiras". No hablo de mentiras piadosas (aunque muchas que se saben piadosas no lo son) ni de mentiras que uno dice a sus padres a los 16 años para salir ni de mentiras "cotidianas", si se me permite esa palabra, que no modifican ni afectan gravemente la vida de alguien.
Hablo de mentiras que lastiman, que duelen.
Hablo de mentiras que son tan, pero tan grandes que a uno le cuesta creer que son mentiras.
Mentiras que manchan, que ensucian a los demás.
¿Y qué se hace cuando uno sabe la verdad? ¿Se dice? ¿Se calla?. Hay mentiras en las que uno no sabe si es conveniente desenmascarar al mentiroso por como pueda llegar a sufrir la víctima de la mentira. Y eso es muy injusto. No es justo vivir en una mentira. No es justo que se te rían en la cara. Pero menos justo es que el mentiroso actúe con frivolidad, que se jacte de ser buena persona, que la mayoría crea en su falsa honestidad, que aproveche su mentira para ensuciar a los demás, que señale con el dedo acusador, que duerma con la conciencia tranquila. Porque realmente creo que ese tipo de personas duermen tranquilas.
Su vida es toda una hipocresía y ya no disciernen qué es verdad y qué no. Ya no recuerdan quienes saben sus verdades y quienes sus mentiras. Por eso optan por seguir su vida como si nada pasara, eligen usar una máscara y seguir viviendo creyendo que sus vidas son tal y como quieren. Creen tanto en la falsa apariencia que se inventaron, que olvidan quienes son realmente, apoyan la cabeza en la almohada y duermen creyéndose los amos del universo capaces de sostener por siempre sus mentiras. Pero también tiemblan de miedo cuando hablan con quienes saben sus verdades, esas que tan hipócritamente esconden.
Y a mi me dan asco. Me dan mucho asco sus caretas, sus apariencias.
Me da asco la gente hipócrita, la gente que se mira al espejo sin sentir culpa de la necedad que llevan dentro.
Pero no se puede tapar el sol con la mano.
Un día las caretas caen y ya no va a haber nada con que sostenerlas.
Veritas filia temporis. La verdad es hija del tiempo.
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*La imagen es un detalle de la obra "Alegoría de la lujuria", también conocida como "Venus, Cupido y el Tiempo", de Agnolo Bronzino. Esta pintura fue creada cerca del año 1545 y en la imagen anterior se puede ver a un anciano (el Tiempo) destapando un velo azul con el que un joven (el Olvido) intenta ocultar un engaño.