"Si tu pálido rostro que acostumbra a enrojecer ligeramente bajo los efectos del vino o la alegría, arde de cuando en cuando de vergüenza al leer lo que aquí está escrito; cual bajo el resplandor de un alto heno, entonces, tanto mejor para ti. El mayor de los vicios es la ligereza; todo lo que llega hasta la conciencia es justo."

lunes, 25 de mayo de 2009

Joven escribiendo una carta - Gabriel Metsu - 1664

El dolor que vuestra ausencia me produce es tan grande que no hay pincel que pueda pintarlo, ni pluma que pueda retratarlo. [...] pensaba también que al apartarme de vuestros bellos ojos, podría alejar mi pasión.
[...] Todas las cosas que existen bajo el cielo están sujetas a cambio. Pero aunque haya cambiado de cielo, no he cambiado de voluntad. [...]Llevo una vida tan triste desde el día de mi partida que si hiciera un relato de ella a las almas mas insensibles, sin duda se apiadarían de mi. [...] Por más que busco consuelo en el trato con los amigos, no lo encuentro sino en la soledad. Si no estimase el original mas que todas las cosas del mundo, os rogaría humildemente que me diérais vuestro retrato. Ese bello cuerpo, el que con tanta dulzura se muestran las gracias, me ha parecido tan venerable que suspiro cada día tras su sombra.
Dichosa la zapatilla que recibe cada mañana el color de vuestro hermoso pie! Dichosos los guantes que acarician vuestras blancas manos!Como final de esta carta tendría, señora, la osadía de besar vuestras níveas manos, si no temiera fundirla con suspiros.